Tàpies. Arte y activismo

El despertar de la conciencia política

A mediados de la década de 1960, Antoni Tàpies inició una nueva etapa de compromiso creciente con los movimientos políticos antifranquistas en Cataluña. La participación en la Capuchinada supuso la toma de conciencia de la existencia de un contexto transversal y activo en defensa de todos aquellos valores en los que siempre había creído íntimamente: la defensa de la democracia, la cultura, la paz, la espiritualidad. Valores que se encuentran y se propagan en la dimensión de la catalanidad, que siempre defendió como cristalización de todos sus anhelos. Así, hasta la muerte del dictador en 1975, Tàpies formó parte de los principales movimientos de reivindicación colectiva, como la Capuchinada, el Encierro de intelectuales en Montserrat y el Congreso de Cultura Catalana, realizó portadas de discos y ediciones de autores del país y diferentes obras de homenaje a Cataluña, como Suite Catalana, en 1972, o Als mestres de Catalunya (A los maestros de Cataluña), en 1974.

La Capuchinada

La participación de Antoni Tàpies en la Capuchinada, los días 8 y 9 de marzo de 1966, marcó decisivamente la evolución de su trayectoria personal y artística. Accedió a ella de la mano del cineasta Pere Portabella, que contribuyó a la movilización de intelectuales del país, como Jordi Rubió, Maria Aurèlia Capmany, Pere Quart o Albert Ràfols-Casamada, para dar apoyo a la asamblea fundacional del Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad de Barcelona (SDEUB), en el convento de los Capuchinos de Sarrià. La tarde del 8 de marzo se congregaron más de cuatrocientas cincuenta personas, en un acto interrumpido por las fuerzas de seguridad, que rodearon el recinto. Bajo el auspicio de la comunidad capuchina, muchas de las personas participantes se encerraron en el convento, donde se entablaron debates y se realizaron actividades, germen del movimiento catalanista y antifranquista de los años finales de la dictadura. El 9 de marzo, estudiantes e intelectuales, Antoni Tàpies incluido, fueron detenidos y multados.

La Capuchinada empujó a Tàpies a iniciar la redacción de sus memorias, Memòria personal. Fragment per a una autobiografia, donde constata la intensificación de su activismo a favor de los movimientos sociales, catalanistas y progresistas.

Antoni Tàpies al convent dels Caputxins de Sarrià durant la Caputxinada. Barcelona, 9-11 de març de 1966. Arxiu Nacional de Catalunya. Autor: Guillem Martínez. 

Pere Portabella y Antoni Tàpies

Pere Portabella (Figueres, 1927) desempeñó un papel primordial en el despertar de la conciencia política de Antoni Tàpies. De vocación escultor, su amistad con el pintor, que se remontaba a los tiempos de Dau al Set y se prolongó hasta el inicio de su trayectoria como cineasta al frente de la productora Films59, se hizo todavía más estrecha al regresar del exilio italiano. Antoni Tàpies realizó el cartel principal de No compteu amb els dits  (1967), con guion de Joan Brossa y banda sonora de Carlos Santos. Aunque el cartel estaba originalmente en lengua catalana, la censura forzó a que se tradujera en castellano. El año siguiente, Tàpies intervino como actor en Nocturno 29 —cuyo título evocaba los años de dictadura—, junto con Lucia Bosé y Antonio Saura, con los que protagonizó una escena del film con guion de Joan Brossa y música de Josep Maria Mestres Quadreny.

El Encierro de intelectuales en Montserrat

El 12 de diciembre de 1970 cerca de trescientos intelectuales se encerraron en el monasterio de Montserrat para protestar contra el Proceso de Burgos, el consejo de guerra que había condenado a muerte a seis militantes de ETA por el asesinato del jefe de la Brigada Político-Social de Guipúzcoa. La iniciativa provenía de la Comisión Coordinadora de Fuerzas Políticas de Cataluña y también de la Taula Rodona, cuyo portavoz era Pere Portabella, que fue el alma del acontecimiento. Antoni Tàpies se sumó al llamamiento, junto con artistas y profesionales de la cultura, como Josep Guinovart, Oriol Bohigas, Jaime Camino, Eugenio Trias, Guillermina Motta, Alexandre Cirici o Joan Brossa, entre otros. Al pintor se le encargó la misión de llevar a Joan Miró al encuentro, que coincidió con el día en que tenía lugar el acto de donación de un mural, realizado con Josep Royo, para la Cruz Roja de Tarragona.

Amenazados por el asalto de las fuerzas del orden, los participantes se encerraron tres días en Montserrat, hasta el 14 de diciembre, para debatir sobre el estado del país en aquel momento y sobre su futuro, y constituyeron la Asamblea Permanente de Intelectuales Catalanes, que tuvo un papel destacado en la creación de la Asamblea de Cataluña y el Congreso de Cultura Catalana. Se redactó también un manifiesto que reivindicaba la amnistía política, las libertades democráticas y el derecho a la autodeterminación.

Tancada a Montserrat. Barcelona, 1970 © Archivo Colita 

El Congreso de Cultura Catalana

Surgió a iniciativa de la Asamblea Permanente de Intelectuales Catalanes que se formó en Montserrat y del Colegio de Abogados de Barcelona, el Congreso de Cultura Catalana (CCC) supuso una movilización popular histórica que aglutinó a diferentes sectores de la sociedad catalana entre 1975 y 1977. El congreso tenía como objetivos principales la normalización de la lengua catalana y la defensa de los derechos fundamentales de sus gentes, mediante un análisis de veinticinco ámbitos diferenciados, como la lengua, el derecho civil, la agricultura, la industria, las artes plásticas, la ciencia o el territorio. Cada sector organizó sus propios debates y presentó conclusiones en diferentes poblaciones de los Països Catalans, que movilizaron a más de doce mil ciudadanos. Tàpies participó como autor del cartel general del congreso, junto con Joan Miró y Antoni Subirachs, y también de los carteles de otros acontecimientos paralelos, como el Congreso de la Juventud Catalana o el festival Canciones del Mundo para un Pueblo, en el estadio del F.C. Barcelona, con la participación de Raimon, Lluís Llach o Leo Ferré.