Mujeres: ficciones y realidades

Creación de espacios físicos y simbólicos

A partir de los años sesenta, la participación de las mujeres emerge de nuevo y se hace más visible, especialmente en las luchas vecinales de los nuevos barrios de las ciudades. Su activismo, que se había manifestado anteriormente en momentos puntuales, reaparece en el marco de los sindicatos y de los movimientos asociativos antifranquistas. Muchas de estas luchas fueron protagonizadas por mujeres procedentes de las migraciones más recientes.

La participación de las mujeres en las movilizaciones generales contra el régimen se fue haciendo cada vez más presente, al tiempo que aparecían nuevos protagonismos femeninos que rompían los esquemas preestablecidos sobre la feminidad tradicional.

Y, al lado de los protagonismos individuales, lo que empezó a transformar las estructuras patriarcales fue la emergencia del movimiento feminista, que, a lo largo de los años setenta, incorporó a la lucha por la democracia una agenda específica con el objetivo de visualizar y dar valor a las necesidades de la vida cotidiana y, en especial, a los trabajos en el entorno doméstico, mayoritariamente desarrollados por las mujeres. Con la divisa «Lo personal es político», el feminismo irrumpió en el escenario público reclamando otra forma de hacer política y exigiendo soluciones públicas a problemas considerados hasta entonces como privados.