Viladecans carteles

Carteles para exposiciones

Viladecans entiende el arte —y los carteles— como un enigma. No aborda nunca al espectador con un mensaje programado, una consigna o un lema. Crea un espacio de comunicación abierto en el que cada uno puede leer, proyectar y comprender. En la década de 1970, este espacio común adquiere una dimensión reivindicativa o polémica —más por el contexto político y social que por la voluntad explícita del artista—, mientras que, en la década de 1980, el signo de la comunicación cambia hacia la celebración de centenarios y acontecimientos. Viladecans llena de vida la conmemoración oficial y transmite una idea de continuidad y permanencia, que el cartel manifiesta con líneas rotundas y colores exultantes. Otras obras juegan con capas de color, en una alusión al paso del tiempo, y a la importancia del mundo interior, escondido tras la apariencia de las cosas.