Templarios

La leyenda

A mediados del siglo XIV, el recuerdo de los templarios se fue desvaneciendo a medida que morían los últimos frailes. Solo algunos cronistas siguieron recordando su desgracia. Hubo que esperar a la Ilustración para que la figura del templario resurgiera en el imaginario colectivo, aunque lo hizo de forma sesgada. Durante el siglo XVIII, los francmasones buscaron identificar a su grupo con una sociedad perseguida y depositaria de secretos, y por ello se declararon herederos de los templarios. Se les atribuyó todo tipo de proezas, como la de ser los instigadores de la Revolución Francesa. Los templarios también aparecieron en la literatura romántica como personajes crueles y decadentes.

Ya en el siglo XIX empezaron a surgir eruditos preocupados por el relato real de la orden. La consulta de los archivos fue clave para entender su auténtico papel histórico y permitió  la recuperación de la historia templaria. 

Los tiempos inmediatos

Ya en tiempos medievales, algunos autores, que consideraban a los templarios hombre íntegros que sufrieron la peor de las injusticias, dejaron constancia de sus vicisitudes. Los lugares de los que se enseñorearon fueron testimonio permanente de su presencia. Muchas fueron las ciudades y villas que conservaron las palabras Temple o Templarios en su toponimia. En la literatura, los templarios estuvieron rodeados de una aureola legendaria en obras como Tirante el Blanco o Parzival, aunque perdieron toda traza de verismo histórico. 

Los tiempos modernos

Los tiempos modernos vivieron la creación de la pseudohistoria templaria, auspiciada por todo tipo de autores esotéricos. El interés que despertaron los templarios también propició que los historiadores investigaran qué había en realidad detrás de aquellas invenciones. A pesar de que el archivo central de la orden se había perdido durante la invasión turca de Chipre (1571), los archivos de muchas provincias templarias se conservaban todavía en Europa, lo que permitió el nacimiento exitoso de los estudios templarios.