Papel moneda catalán del 1936 al 1939

La colección Antoni Turró

El museo presenta una selección de una de las mejores colecciones de papel moneda local catalán, emitido entre los años 1936-1939. Esta colección fue recogida y cedida por su propietario, Antoni Turró, a la Generalitat de Cataluña y depositados en el Museude Historia de Cataluña.

La colección de papel moneda local catalán (1936-1939) recogida por el señor Antoni Turró i Martínez es, sin duda, una de las mejores colecciones de numismática de esta tipología. Por un lado porque recoge, de manera exhaustiva, ejemplares de todo el territorio catalán y más amplaimente de Aragón, Andorra, las Islas Baleares y Valencia, y por otro lado porque Antoni Turró, como miembro fundador de la Societat Catalana d’Estudis Numismàtics, fue un experto en el papel moneda republicamo y elaboró las bases científicas para su catalogación y estudio numismático.

Esta colección, cedida a la Generalitat de Cataluña y custodiada y conservada en el Museo de Historia de Cataluña, constituye también un testimonio de la generosidad y el patriotismo de Antoni Turró y la muestra de un hecho histórico importante de la nuestra historia reciente: la emisión controlada de moneda fraccionaria por parte de los ayuntamientos de Cataluña durante la Guerra Civil para hacer frente a las necesidades financieras del país.

El papel moneda catalán (1936-1939)

Cataluña ha dispuesto, en los momentos de plena soberanía nacional, de su propio sistema monetario, cuyos signos han sido las monedas de metal. De todas formas, es necesario llegar a la época moderna y particularmente al conflicto de la Guerra Civil (1936-1939) para ver nacer el papel moneda catalán, del que la colección Antoni Turró es un ejemplo magnífico.

La alteración de las circunstancias económicas, ya desde los primeros meses de la guerra, afectó en gran proporción a la actividad financiera de Cataluña y, en particular, provocó una gran escasez de moneda de metal; por un lado, por el atesoramiento de la plata en manos de particulares y del gobierno republicano y, por otro, por la retirada de la calderilla de cobre (metal usado en las industrias de guerra). Este hecho causó graves dificultades a la hora de hacer transacciones comerciales y, en la vida ordinaria, la desaparición de la moneda pequeña o fraccionaria.

Conscientes de esta problemática, la Generalitat de Catalunya emprendió, en septiembre de 1936, la emisión de billetes de diez, cinco y dos pesetas y media. Esta iniciativa no prosperó por la oposición del Gobierno español, y porque estos billetes tampoco resolvían el cambio pequeño, ya que los valores nominales eran demasiado elevados.

Ante esta situación, el Gobierno de la Generalitat, con la modificación de la Ley municipal catalana de 9 de octubre de 1936, dotó a los ayuntamientos de la potestad de emitir moneda fiduciaria de pequeños valores de curso legal y obligatorio, pero limitada al término municipal. De los 1.075 municipios existentes en Cataluña en 1937, 773 emitieron papel moneda o bien algún signo monetario local, lo que demuestra la importancia y la validez de la medida para resolver la difícil situación, a pesar de la oposición y la prohibición expresa del Gobierno del Estado, con sede en Valencia. Finalmente, y en la medida en que los municipios catalanes eran ocupados por el ejército fascista del general Francisco Franco, el papel moneda local era retirado y anulado en su valor económico.

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