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De martes a sábado, de 10 a 19h
Miércoles, de 10 a 20h
Domingos y festivos, de 10 a 14.30h
La taquilla y la entrada cierran 30 minutos antes del límite horario
CERRADO: Lunes no festivos, 1 y 6 de enero, 1 de mayo, 10 de junio, 25 y 26 de diciembre
Plaza de Pau Vila, 3
93 225 47 00
mhc.cultura@gencat.cat
93 225 42 44. De lunes a viernes, 10 a 14h i 15.30-17.30h.
mhcvisites.cultura@gencat.cat
Autobuses V17, H14, D20, V15, V13, 39, 45, 51, 59 i 120
Metro L4 (amarilla) Barceloneta
Tren a Barcelona. Estació de França
Barcelona Bus Turístico. Línea roja y Barcelona City Tour. Ruta este. Parada “Museu d’Història de Catalunya”.
Hay tres parkings de pago próximos: en Passeig Joan de Borbó, Moll d’Espanya y Moll de la Fusta.
Los autocares disponen de espacios de aparcamiento cerca del edificio del museo.
General 4 euros
Reducida 3 euros
General 8 euros
Reducida 6 euros
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Los dirigentes de la CNT comprobaron la eficacia de los sindicatos únicos acordados en el Congreso de Sants cuando, una vez iniciado el conflicto en Camarasa, los trabajadores de La Canadiense empezaron una huelga contra la empresa que dominaba el sector de la energía en el mundo industrial catalán.
La movilización obrera se extendió de Camarasa a Lérida, Barcelona y otros lugares de Cataluña y fue secundada por muchos trabajadores que habían visto disminuir su poder adquisitivo durante la Gran Guerra y que, al inicio de la posguerra, incluso veían peligrar su trabajo.
La empresa y las autoridades políticas se vieron superadas por los efectos de la movilización obrera. El Sindicato Único de Agua, Gas y Electricidad dejó a oscuras Barcelona y también sin suministro de energía los tranvías y las empresas, que tuvieron que interrumpir su actividad. La confiscació n de La Canadiense, la militarización de los trabajadores en huelga y la declaración del estado de guerra conllevaron la persecución de sindicalistas. Como resultado, las prisiones se llenaron de trabajadores. A pesar de todo, se impuso finalmente la necesidad de llegar a un pacto.
La reticencia de los huelguistas a volver al trabajo si los compañeros de la prisión no eran excarcelados provocó la declaración de la huelga general. Finalmente, la movilización consiguió una victoria sindical incuestionable: la publicación del Decreto de la jornada de 8 horas para todo el Estado.
En noviembre de 1918, el Sindicato de Camarasa —afiliado al Sindicato Único de Construcciones de la CNT— consiguió pequeñas mejoras laborales para los trabajadores que construían la central hidroeléctrica de La Canadiense en este municipio. El 1 de diciembre, sin embargo, el director de construcciones, el señor Caldwell, instó a la Guardia Civil a registrar a los trabajadores en la entrada de la obra. Este hecho fue determinante para la declaración de la huelga.
El paro tuvo un seguimiento masivo y el Comité de Huelga pidió el fin de los registros y mejoras salariales. A partir del 11 de diciembre, el Comité de la CNT de Cataluña dirigió la movilización, exigió la jornada de 8 horas como principal reivindicación y diseñó la estrategia para que la huelga se propagara hasta Lérida y el resto de Cataluña. Al mismo tiempo, el sindicato se organizó para recaudar dinero y ofrecer así apoyo económico a los huelguista
Un conflicto circunscrito a un centenar de trabajadores de la oficina de Riegos y Fuerza del Ebro inició la huelga de La Canadiense en Barcelona. La CNT, con muchos de sus dirigentes en la prisión, organizó la lucha y consiguió que trabajadores del Sindicato Único de Agua, Gas y Electricidad de diferentes empresas se sumaran y se fueran incorporando a la huelga. El resultado fue sorprendente: la ciudad quedó a oscuras y sin energía.
El Estado reaccionó confiscando empresas —con la aprobación de sus directores— y los huelguistas fueron sustituidos por soldados del ejército que debían normalizar los servicios parados. La militarización obligaba a los trabajadores a volver al trabajo, pero muchos se negaron y fueron encarcelados. Finalmente, las autoridades políticas se implicaron en el conflicto y lo recondujeron hacia la negociación y el acuerdo. En el mitin celebrado en la plaza de toros de Las Arenas, Salvador Seguí consiguió convencer a los trabajadores para que volvieran al trabajo
El 24 de marzo, ante el incumplimiento de liberar a los presos, se declaró la huelga general, a la que se añadieron trabajadores de muchas empresas, desde las eléctricas hasta las pompas fúnebres. El capitán general de Cataluña, Joaquín Milans del Bosch, declaró el estado de guerra y el ejército, con la ayuda del somatén, lo hizo cumplir, a la vez que procuró garantizar de alguna manera el suministro de alimentos en la ciudad.
Como consecuencia de esta huelga y de la fuerza del movimiento obrero, la patronal catalana reaccionó ordenando el lockout (cierre patronal o huelga de empresas y despido de los trabajadores) y persiguiendo a los sindicalistas.
El 3 de abril, el Gobierno de Madrid intervino en el conflicto para frenar la escalada de tensiones y se publicó el Decreto de la jornada de 8 horas, el gran triunfo de la huelga de La Canadiense.
Cua davant la fleca la Aurora amb motiu de la carestia de subsistències, Barcelona. El conflicte va originar una revolta de les dones per la escassetat i l'alça de preus de productes bàsics
Autor: Fons Brangulí. Arxiu Nacional de Catalunya. Codi de referència ANC1-42-N-7515
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