1900 Pastoral del bisbe Morgades sobre la llengua catalana a l’Església

L’Església catalana ha tingut una profunda implicació amb els fidels i amb la seva llengu. El clergat es mantingué amb l’ús normal del català en les activitats eclesiàstiques durant el segle XIX. Morgades en la  pastoral del 6 de gener no només recomana sinó que -en paraules d’Albert Balcells que l’antologa a l’aplec de documents representatius del món contemporani català- la preceptua, és a dir, exposa la necessitat que la catequesi sigui de forma obligatòria feta en la llengua del poble. El bisbe mor el 1901 i l’any següent -el mateix any que les tensions socials esclataven amb una vaga general i les tensions catalanistes amb en Prat de la Riba empresonat- Romanones fixa l’obligació que l’ensenyament de la catequesi a les escoles sigui exclusivament en castellà. El mestre que no ho fes així seria expulsat. Morgades, i altres bisbes com Torras i Bages, faciliten que la llengua catalana amb homilies, confessions, edicions, catequesi, etc. sigui ben viva en una societat en la qual existeixen escasses oportunitats de vinculació a l’escriptura reservada a minories fora de les grans ciutats. La seva influència és cabdal per la preservació de la llengua i la normalització de l’ús públic. I església entès en un sentit ampli, jerarquia, clergat i monestirs com Montserrat i altres, considera que per salvar els fidels cal usar la seva llengua i així ho fa anant a totes.

La pastoral exposa com el bisbe Morgades, el restaurador de Ripoll i conegut per les seves vinculacions amb Jacint Verdaguer, raona la conveniència de l’ús del català i no s’està de criticar l’exigència de castellanització dels àmbits oficials -món judicial, ensenyament, administració...- marginant la llengua del poble. L’afirmació genera debat al Senat i al Congrés en uns parlaments no només vius sinó fins i tot agres en argumentacions. La frase de Morgades inclosa a la Pastoral: «sufrimos hace tanto tiempo el yugo de ser administrados, enseñados y juzgados en castellano» va coure molt per la seva contundència i venint de qui venia.

Reproduïm la versió del llibre Testimonis de la Catalunya contemporània (IEC, Obrador Edèndum, 2017) d’Albert Balcells que reprodueix un centenar molt llarg de documents representatius.

Hay que desengañarse, cada pueblo tiene su modo de pensar y su modo de sentir propios; cuando se expresa en lengua privativa, prueba evidente de que su modo de sentir y su modo de pensar revisten una forma peculiar que debe forzosamente respetarse, si no se quiere hacer violencia a la naturaleza.

Así nos lo enseñó en sus mismas operaciones el Espíritu Santo en el solemne día de Pentecostés, al infundir a los Apóstoles el don de lenguas, por el cual ellos quedaron en posesión de las de los pueblos a quienes debían dirigir su palabra inspirada, o bien, con la gracia de ser entendidos en las respectivas lenguas por parte de los que les oían. Es innegable que Dios podía igualmente hacer que los pueblos de diversas lenguas entendiesen a los Apóstoles, y sin embargo no lo hizo; antes al contrario, quiso que el Evangelio fuese predicado a cada pueblo en su propia lengua: ¡que de tal manera respeta Dios la naturaleza humana! [...]

Inspirada en estas divinas lecciones, constantemente ha enseñado la Iglesia y ha inculcado el uso de las lenguas populares en la predicación y en la enseñanza del Catecismo. San Pablo, dirigiéndose a los presbíteros de Corinto ya les objetaba, protestando del uso que hacían de una lengua extraña a los griegos de aquella región: Si la lengua que habláis no es inteligible, ¿cómo se sabrá lo que decís? No haréis más que lanzar palabras al aire. El Concilio de Trento manda explícitamente que la Divina Palabra, sacra elo quia et salutis monita, se predique vernacula lingua, en la lengua vulgar del país. En nuestra provincia eclesiástica, los Concilios Tarraconenses celebrados en 1636 y 1723 dieron constituciones Cum verba en el primero, y Ad nostrum pervenit auditum en el segundo, por las cuales se manda con pena de ser privados de continuar en la predicación los contraventores, que en las iglesias parroquiales no se permita en absoluto durante la Cuaresma y Adviento, y sólo en muy raros casos de licencia del Ordinario fuera de dichos tiempos, predicar en otra lengua que en la materna catalana. El último Sínodo, celebrado en esta ciudad el año 1890, en su título II, Cap. VII VIII, XV y XVI, en substancia viene a enseñar lo mismo. Y por fin, para nuestra edificación y ejemplo, debemos citar el caso del ilustrísimo Obispo de Perpiñán, quien a pesar de estar muy extendido en su diócesis el conocimiento de la lengua francesa. ya por los esfuerzos hechos por los gobiernos de aquella nación para lograrlo, ya por la mayor cultura adquirida con la enseñanza obligatoria, ya por el servicio militar general, sin embargo, acaba de publicar en lengua catalana el Catecismo diocesano, habiendo enviado expresamente un literato de aquella ciudad para consultar en ésta la propiedad de algunos términos, a pesar de haber transcurrido siglos enteros de dominación francesa y haber sido siempre el Rosellón territorio fronterizo.

Nos no sabemos ver qué preocupación podría mover a no aceptar los argumentos que acabamos de exponer sacados del sentido común y del Derecho eclesiástico; como no sabemos comprender qué puede proponerse el orador catalán que habla en castellano a gente de su propia lengua. En ninguna manera podrá decir, sin caer en el ridículo, que lo hace para que le entiendan mejor: es preciso que confiese la verdad: ¿se propone halagarles el oído con la música de la sonora lengua castellana? En ese caso, y dejando aparte si lo logra, dado el áspero acento que caracteriza nuestra pronunciación, debemos decirle que el objetivo de la predicación evangélica no es halagar los oídos, sino mover los corazones y llevarlos tras Cristo, cuyas palabras vivificantes el orador predica.  [...]

En consecuencia de todo lo dicho, exhortamos sin apremio de mandato, que, no obstante, estamos dispuestos a dar si no se Nos secunda en esta empresa de celo por la salvación de las almas, exhortamos, decimos, a todos los Párrocos y Predicadores de nuestra Diócesis a que anuncien y hagan anunciar la Divina Palabra en catalán, sobre todo los primeros y por modo absoluto, en los sermones que vienen obligados por virtud de su ministerio; sin desatender, sin embargo a aquellos de sus feligreses que no comprendan el catalán; como Nos lo haremos procurando que se predique en sus respectivas lenguas a las colonias de franceses, italianos, ingleses y alemanes, que existen en nuestra ciudad, y a cualquiera otra colonia que se forme, siempre que lo haga presente el Sr. Cónsul de su nación, y cuente con un número suficiente; habiéndonos ya puesto de acuerdo con algunos predicadores, que se prestan voluntariamente a desempeñar este ministerio, para el cual se les señalarán iglesias a propósito. Acordémonos de lo que decía San Pablo: nos debemos a todos para salvarlos a todos.

La enseñanza del catecismo se hará igualmente en catalán para los naturales del país y en grupo separado para los niños que no entiendan esta lengua.

Por lo que toca a los Colegios que de alguna manera dependen de nuestra jurisdicción, aun cuando tengan adoptada la lengua castellana como la oficial del establecimiento, en punto a la enseñanza del catecismo quedan obligados a adoptar el texto catalán del de esta Diócesis, sin detrimento de enseñar también a sus alumnos, si quieren, a mayor abundamiento, el texto castellano del mismo, con los principales actos de devoción, como el Padre Nuestro, Ave María, Credo, Salve Regina, el Santo Rosario, etc., en lengua catalana, no exceptuando de esta obligación más que a los niños de familias no catalanas, si sus padres así lo exigiesen. [ ... ]

Ya que con una paciencia apenas concebible sufrimos hace tanto tiempo el yugo de ser administrados, enseñados y juzgados en castellano, lo que nos perjudica gravemente, seamos exigentes al menos en ser instruidos en catalán en lo que mira al Cielo y nos pone en relaciones con Dios en nuestros apuros y tribulaciones, en nuestros deseos y esperanzas, en los desahogos de nuestra alma, porque si podemos prescindir de los beneficios de este mundo, perecederos y caducos en verdad, aunque muy conducentes al bienestar honesto de esta vida, no podemos en manera alguna renunciar, ni permitir que sufran perjuicio ni merma de ninguna clase los intereses del Cielo, porque son eternos y el fin último de la creación y redención humana. Y tal es ni más ni menos, la importancia que tiene predicar y enseñar el catecismo en lengua catalana.

No debemos olvidar que la fe es absolutamente necesaria para salvarse, y que la fe viene por el oído, y al oído por la palabra de Dios y que, por consiguiente, ordinariamente el hombre no puede salvarse, porque de otra manera no puede tener fe, sin que se le enseñe y predique en lengua que entienda, siendo por tanto hacerlo de otro modo una costumbre detestable, perniciosísima y destructora de la fe.

La Pastoral del Exmo. é Ilmo. Señor Obispo de Barcelona del 6 de enero de 1900. Barcelona: Subirana Hermanos, 1901.