Moda y modistas

Glamour y anonimato

A partir del trabajo hecho por las modistas, se puede recorrer la moda de casi todo el siglo XX hasta que se consolidó el prêt-à-porter. Las casas de alta costura, de París, Milán o también de Barcelona, dictaban las tendencias y se inventaban modelos, y tenían una producción reducida y elitista. Mayoritariamente las modistas establecidas por cuenta propia, así como las que trabajaban en casa después del trabajo en otros talleres, se contaban a miles. En conjunto, fueron las principales clientas de la industria textil porque compraban, o aconsejaban comprar, metros y metros de ropa para la clientela. Al mismo tiempo, además de favorecer el comercio, las modistas generaban ingresos para las grandes casas de costura al comprarles patrones y glasillas, para los talleres de bordado y de plisados, y para las mercerías; eran consumidoras de revistas, generaban puestos de trabajo, aunque que no siempre estuviera demasiado bien pagado, y fueron transmitiéndose el oficio de unas a otras hasta llegar a la actualidad.