Aunque lo más habitual era que los hombres fueran sastres y las mujeres modistas, más allá del Olimpo de la alta costura, también hubo hombres que hacían de modistos, de la misma manera que había sastras, que se dedicaban a hacer trajes para hombre, y pantaloneras. Algunos de estos modistos también llegaron a tener salones y a pasar colecciones, igual que las modistas más reconocidas.